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Igualdad Animal responde al artículo “Los talibanes del foie” de Mikel López Iturriaga

21 julio, 2012

Hoy 21 de julio aparece en la sección “El comidista” del diario El País un artículo del periodista gastronómico Mikel López Iturriaga con el título “Los talibanes del foie ya están aquí” criticando la investigación realizada por Igualdad Animal en la guipuzcoana granja Momotegi, proveedora del restaurante Mugaritz, reconocido como el tercer mejor restaurante del mundo.

El artículo de Iturriaga empieza, desde su mismo título, faltando al respeto a quienes nos oponemos a la producción y consumo de foie gras al tacharnos de “talibanes” y equiparándonos con personas irracionales que no atienden a argumentos ni evidencias. Entendemos entonces que los alemanes, italianos, daneses, holandeses, turcos, israelíes, austriacos, argentinos, checos, finlandeses, británicos, irlandeses, noruegos, polacos, suecos y suizos también son “talibanes” a ojos del señor Iturriaga, dado que ellos ya han prohibido la producción de foie gras en sus respectivos países algunos de ellos hace ya más de medio siglo –y más recientemente los californianos quienes, además de su producción, han prohibido también su venta—. Lamentamos que Iturriaga haya optado por la descalificación y caricaturización en lugar de haber sido más respetuoso por su parte hacia nosotros y sus lectores, ofreciendo argumentos, opiniones y datos como todo debate serio sobre el sufrimiento de los animales merece.

La reciente investigación publicada por Igualdad Animal en el sitio web GranjasdeFoieGras.org ha destapado las múltiples ilegalidades y barbaridades que tienen lugar en la granja que Iturriaga defiende. Ilegalidades ante las que los inspectores —según declara en nuestra grabación Olga Posse, dueña de la granja— “hacen la vista gorda” desde 1985, año en que inició su actividad. Pero lo que parece molestar especialmente al señor Iturriaga, como sugiere la pregunta retórica de la entradilla de su artículo, es que hayamos destapado las ilegalidades y crueldades que tienen lugar en una granja pequeña del País Vasco –en la que según él, los animales “revolotean en un marco idílico”– cuando hay granjas avícolas intensivas en las que los animales padecen aun más que los patos y ocas de la granja Momotegi.

El autor parece desconocer –o prefiere ignorar– que desde Igualdad Animal rechazamos ambos tipos de granjas tal y como refleja nuestra actividad desde sus comienzos y así indica el hecho de que promovamos una alimentación libre de productos animales. A poco que se hubiera tomado la molestia hubiera comprobado que hemos documentado y dado a conocer lo que padecen los animales tanto en unas como en otras, consiguiendo mostrar a más de dos millones trescientos mil españoles por televisión la terrible realidad de la cría de gallinas para huevos y aumentando así la sensibilidad y preocupación por este asunto. Asimismo y entre otras acciones, hemos rescatado a decenas de animales de ambos tipos de granjas, llevándoles siempre a veterinarios y hogares seguros, y salvándoles así de un infierno de vida y una muerte terrible.

Sin ir más lejos, la investigación en las granjas de foie gras españolas que hemos presentado recoge, por el momento, imágenes y declaraciones de los dueños de las siguientes granjas y mataderos:

Can Ruet (El Far D’Empordà, Cataluña)

Collverd (Vilamalla, Cataluña)

Induànec (Bescanó, Cataluña)

Solés Pagès (Colomers, Cataluña)

Ànecs La Barroca (Sant Aniol de Finestres, Cataluña)

Inveraliment (Sant Gregori, Cataluña)

Momotegi (Oiartzun, País Vasco)

Esta investigación incluye imágenes obtenidas en el matadero de la empresa Collverd, cuyo director, Jordi Terol, es el presidente de la asociación Interpalm de productores de foie gras y vicepresidente de EuroFoieGras, asociación europea de productores de foie gras. También se incluyen imágenes de la granja Can Ruet, proveedora de Collverd, y que también ha sido ya denunciada ante las autoridades junto al resto por múltiples infracciones.

A nuestro parecer, la ausencia de documentación del señor Iturriaga a la hora de redactar su crítica es inexcusable, especialmente cuando sus dudas hubieran quedado resueltas al instante si nos hubiese preguntado antes de lanzarse a descalificar y caricaturizar.

La investigación y posterior denuncia de la granja Momotegi, aclaramos, no implican en modo alguno, como es obvio, que nos parezcan más aceptables las restantes granjas como él presupone. Parece de hecho creer que su preocupación por el mayor sufrimiento que padecen los animales en las granjas intensivas respecto a otras le excusa para defender estas últimas. Sin embargo, a los 950 patos y 100 ocas a las que Olga Posse degüella cada año no les servirá de alivio que haya otros animales en peores circunstancias, y no les hacemos ningún favor ignorando esta realidad. Que Iturriaga llegue a pensar y decir que los patos viven en un “marco idílico” en la granja Momotegi nos hace pensar que ha sido víctima de la publicidad de Mugaritz y Momotegi. Le recomendamos que consulte el vídeo que los internautas ya han subido a la red en respuesta, para así apreciar hasta qué punto le han engañado.

Continúa Iturriaga diciendo que su primera decepción fue el saber que la denuncia administrativa formulada por nosotros no detalla salvajadas sino el incumplimiento de algunas normas administrativas por parte de la granja. Obviamente, como organización de derechos animales, nuestra preocupación principal son los animales y su padecimiento, pero no dudaremos en denunciar también cualquier aspecto que ayude a cerrar definitivamente Momotegi y otros lugares similares. A diferencia de los inspectores que “hacen la vista gorda” —como se jactaba en el vídeo la proveedora de Mugaritz— nosotros no miraremos hacia otro lado ante irregularidades que ayuden a poner fin a esta práctica. Pero la denuncia formulada incluye, por supuesto, la cuestión del trato de los animales. Al parecer el hecho de que la granjera provoque premeditadamente la agonía durante varios minutos a los patos que permanecen conscientes mientras se desangran boca abajo tras haber sido degollados no es suficiente para el autor ni merece condena ni mayor comentario que el de: «no es un espectáculo bonito».

Olga Posse causa esta agonía a los animales porque –tal y como ella misma reconoce en el vídeo— así los patos “fuerzan más”… Debido al sufrimiento que padecen, los animales recién degollados y presas del pánico tratan de escapar con todas sus fuerzas aleteando y pataleando mientras la sangre brota de sus cuellos heridos. Su corazón late con mayor fuerza y rapidez, lo que hace que pierdan aún más sangre mientras, conscientes, son víctimas indefensas de este horror. La señora Posse se justifica diciendo que así los hígados tienen menos sangre y mayor calidad, pues para el consumidor ver en su plato las venas llenas de sangre es algo “muy desagradable”. El “foie gras” obtenido es así más apreciado por los responsables de Mugaritz –quienes admiten haber participado en esta ilegal y brutal matanza– quienes, según Posse, «han llegado a la conclusión que han llegado… que no quieren foie de otro sitio».

Además, los daños sufridos por los patos alimentados a la fuerza están ampliamente constatados por expertos veterinarios de diversos países. Sin ir más lejos, hemos grabado declaraciones de los propios granjeros reconociendo golpear a los animales, la alta mortalidad de los mismos debido a ataques al corazón por el calor padecido en las granjas, administrarles antibióticos para poder forzarles a tragar más, o haberles atravesado el cuello o reventado el estómago al alimentarnos a la fuerza. Por no mencionar todos aquellos que mueren por enfermedades —pues la señora Posse se jacta también de no disponer de veterinario– o los patos hembra que, dado que no son económicamente rentables para la industria del foie que se sirve de machos, son triturados vivos o asfixiados en bolsas de basura nada más nacer en las incubadoras francesas.

Hace tiempo en una entrevista, Mikel Iturriaga respondió sobre una pregunta relativa a la prohibición del foie gras en California lo siguiente: “Aunque suene un poco bestia lo de inflar el hígado a los patos, pienso que se puede producir foie-gras sin que el bicho sufra demasiado, como ya se está haciendo en algunos sitios“. Forzar a un pato a tragar cantidades equivalentes a 20 Kg por día para un humano con el fin de que su hígado pase de los 50 g en su estado normal hasta 600 g es maltratar a los animales. Matar a los animales, teniendo en cuenta que quieren vivir y disfrutar de sus vidas, es también maltratarlos, tal y como nos reconocía Emili Cucala, dueño de la granja de foie gras Can Manent y proveedor del restaurante El Celler de Can Roca, cuando decía: «No hay ningún animal que no se maltrate si te lo tienes que comer».

A continuación mencionamos algunas esclarecedoras declaraciones de veterinarios sobre la producción de foie gras, aplicables tanto a la granja defendida por Iturriaga como al resto:

Postura del Comité Científico Europeo de Salud y Bienestar Animal, formado por especialistas en medicina veterinaria, etología, zoología, ciencias agrícolas y neurobiología
«Existen evidencias de que la estructura y función del hígado se ven gravemente alteradas y comprometidas en los patos y gansos alimentados a la fuerza. El Comité Científico Europeo de Salud y Bienestar Animal llega a la conclusión de que la alimentación forzada, tal y como se practica actualmente, es perjudicial para el bienestar de las aves.»

Dr. D.J. Alexander, miembro del Comité Científico Europeo de Salud y Bienestar Animal
«La única recomendación aceptable que el Comité puede hacer es acabar con la alimentación forzada de patos y gansos. Y la mejor forma de lograrlo es mediante la prohibición de la producción, importación, distribución y venta de foie gras.»

Yvan Beck, doctor en Medicina Veterinaria de la Universidad de Liège (Bélgica)
«La producción de foie gras, sobre todo en las granjas industriales, genera sufrimientos físicos y etológicos a las aves acuáticas. Esto es un hecho. El debate real sobre esta industria es si se acepta o no.»

Postura de la American Veterinary Medical Association, asociación que representa a más de 82.500 médicos veterinarios en EEUU
«La alimentación forzada no tiene en cuenta las preferencias de los animales y su homeostasis o equilibrio interno, físico y psicológico.»

Ian J.H. Duncan, catedrático en Bienestar Animal, Universidad de Guelph, Ontario (Canadá)
«En mi opinión, la alimentación forzada de patos y gansos para la producción de foie gras es una práctica cruel e inhumana que debería prohibirse.»

Nos parece lamentable que en el gremio de la gastronomía en lugar de aceptar las críticas y hechos y dar pasos hacia el respeto hacia los animales, Mugaritz haya despreciado la oportunidad que se le presentaba y haya optado en cambio por ignorar y censurar el sentir de una gran parte de la sociedad, y ahora el señor Iturriaga, nos haya atacado.

Esperamos que afronten este reto como se merece y sigan los pasos que ya han dado otros chefs y países condenando abiertamente el uso y consumo de foie gras por el daño y sufrimiento que causa a los animales.


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