Así es el primer día de vida de un pollito en la industria de la carne
¿Qué busca cualquier bebé recién nacido nada más llegar a nuestro mundo?: a su madre. Es el momento de la vida en el que estamos más indefensos y desvalidos. En el caso de los pollitos, nada más nacer, comienzan a piar continuamente para asegurarse que su madre permanece cerca de ellos.
Este es el sonido que se escucha en las incubadoras industriales de la empresas de carne de pollo. Solo que los indefensos pollitos de la industria cárnica jamás conocerán a su madre.
“A través de sus ojos” es el título de la impactante investigación en incubadoras industriales de pollitos que acaba de lanzar la organización Anonymous for Animal Rights de Israel.
En ella se nos pone, literalmente, en el lugar de los pollitos. La cámara es emplazada en las cintas transportadoras que llevan a los aterrorizados pollitos por las instalaciones industriales. Este mismo destino es compartido por 60 billones de pollitos en la industria de la carne alrededor del mundo. En España este es el cruel destino de 604 millones de pollitos al año.
Las imágenes fueron tomadas por un investigador encubierto de Anonymous for Animal Rights en una de las mayores incubadoras industriales de Israel. En ellas podemos ver cómo se descarta a los pollitos que no cumplen con los estándares comerciales mínimos: triturándoles vivos. Y lo más triste es pensar que, el destino de los que viven para ser enviados a las granjas, es aún peor. Su vida estará llena de crueldad hasta que las pocas semanas de vida sean enviados al matadero.
Poca gente ha podido ver alguna vez imágenes como éstas. No es el tipo de publicidad que la industria de la carne quiere que veas. Para esta cruel industria es esencial que los consumidores no sepamos los métodos de “producción” de los animales. Se nos está ocultando una realidad que cualquier amante de los animales encontraría indignante y terrorífica.
Afortunadamente, cada vez más personas están llegando a conocer la verdad gracias a investigaciones como ésta. Y para los pollitos (y el resto de animales de las granjas industriales) es una suerte que cada vez haya más marcas lanzando alternativas a la carne. Así se facilita a los consumidores evitar la crueldad de horribles lugares como estos.
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