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Así sería un día cualquiera si fueses un animal de granja

Ayer fue un día duro y te fuiste pronto a dormir. Mientras te dormías pensabas en tu familia y en tus amigos. Nunca podrías haber imaginado que, de pronto, ibas a perderlos a todos. Una nueva vida te aguarda al despertar. Prepárate, la pesadilla está a punto de comenzar.

26 mayo, 2016

Ayer fue un día duro y te fuiste pronto a dormir. Mientras te dormías pensabas en tu familia y en tus amigos. Nunca podrías haber imaginado que, de pronto, ibas a perderlos a todos. Una nueva vida te aguarda al despertar. Prepárate, la pesadilla está a punto de comenzar.

Estas son las nuevas vidas que podrías tener.

Te despiertas en una minúscula jaula metálica. Ahora eres una gallina ponedora. Miras a tu alrededor y ves a cinco compañeras de jaula. No tienes casi espacio para moverte. No puedes ni extender las alas. Quieres gritar pero no puedes: solo eres una más en una granja de decenas de miles como tú. Sacas la cabeza y ves el interminable pasillo lleno de jaulas. Ves los huevos en la cinta transportadora; son el único motivo de que aún sigas con vida: para los granjeros solo eres una máquina de carne que pone huevos. Una compañera de jaula empieza a atacarte  agresivamente: has invadido el poco espacio que tiene. Te das cuenta de que una de las gallinas en tu jaula está muerta. Las otras picotean su cuerpo obsesivamente. Tu nueva vida acaba de comenzar. No durará mucho, en un año y medio serás enviada al matadero si no mueres antes extenuada, como tu compañera de jaula.

 

 

 

 

 

 

 

 

Te despiertas empapada en el suelo de hormigón de una enorme granja. Eres una ternera que acaba de nacer. Tu protectora madre te lame para reconfortarte. Sientes su cariño, su lazo materno. Alrededor de ti ves a más vacas de la industria láctea. Pero sabes que algo va mal, todas parecen estresadas y con miedo. De pronto, un granjero se aproxima a ti. Te agarra violentamente llevándote en brazos lejos de tu madre, que muge desesperada. El granjero te arroja a una furgoneta y te lleva a lo que será tu nuevo hogar: una pequeño cubículo al que te encadenarán. Nunca volverás a ver a tu madre. Estás aterrada, eres un solo un bebé, ¿cómo pueden hacerte eso? En la granja de engorde te darán una leche aguada baja en hierro para mantenerte con anemia crónica. Quieren que tu carne sea menos roja. A los consumidores eso les encanta. Nunca sabrán nada de ti, solo verán la bandeja de rosada carne de ternera en el supermercado.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Te despiertas escuchando horribles gritos desesperados. Intentas darte la vuelta para ver de dónde vienen pero no puedes: estás en una jaula tan pequeña que te lo impide. Ahora eres una cerda atrapada en una jaula de maternidad. A tu alrededor tus hijos recién nacidos gritan hambrientos. Un profundo sentimiento de desesperanza e impotencia te invade: es tu instinto maternal frustrado. Ves como uno de tus pequeños que nació enfermo agoniza a tan solo un metro de ti, siendo pisoteado por el resto. No puedes acercarte, no puedes moverte, no puedes hacer nada. Te inseminan artificialmente una vez tras otra pero siempre te arrebatan a tus hijos. Ellos son la carne que abastece a los consumidores y a ti te han convertido en una máquina de parir una y otra vez. Los granjeros te pegan, te insultan, te desprecian. Tu desesperación les es indiferente. En cuanto al resto de personas, a ellos no les importas. Nunca sabrán nada de tu dolor.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Te despiertas y un horrible olor invade tus fosas nasales hasta el punto de sentir asfixia. Acostúmbrate: los próximos cuarenta días será el aire que respirarás. Tienes una infección pulmonar crónica debido al metano que respiras continuamente. Ahora eres un pollo en manos de la industria de la carne. Vives en una granja industrial junto a decenas de miles como tú. Casi no tienes espacio para moverte y tus piernas apenas te sostienen: tu masa corporal crece tan rápido que tus piernas sencillamente no pueden con ella. Tu carne es la preferida por los consumidores. ¿Es que nadie va a sentir compasión por ti? La respuesta es no. Te engordarán durante cuarenta días y te enviarán al matadero. Muchos compañeros ni llegarán a él: morirán de enfermedades típicas en una granja industrial. El día que te transporten al matadero los operarios te agarrarán de las patas, rompiéndote huesos, y te arrojarán violentamente al camión. Morirás siendo degollado cabeza abajo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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